Dilthey pretende superar la visión del método
positivista como único modo de conocimiento válido, ya que considera que las
ciencias del espíritu o las ciencias humanas no pueden enmarcarse dentro del
ámbito de la explicación, y la forma que propone es la comprensión.
Según este autor, la vida y todas sus
manifestaciones son portadoras de un “sentido”, y éste lo podemos capturar a través
de la comprensión. Sin embargo, Dilthey no abandona la representación sujeto
objeto, ya que su método asume que también es posible comprender de forma
objetiva, pero la diferencia fundamental radica en que ahora el sujeto no se
encontrará desafectado de su objeto, no podrá abstraerse de lo que suceda en el
ámbito de investigación en relación con su objeto, y por lo tanto el sujeto no
será neutral.
Por eso es importante el escenario en el cual
Dilthey localiza a las ciencias humanas, que sería uno “histórico social”, es
decir, un escenario portador de un contexto. Entre mayor cantidad de vivencias
y experiencias puedan tener los individuos, mayor será la comprensión que estos
obtendrán.
A partir de la psicología comprensiva, caracterizada
por funciones mentales, psíquicas y cognitivas, Dilthey pretende excluir a la
tradicional psicología positivista, basada fundamentalmente en la descripción
de hechos observables.
Heidegger por su parte, crea toda una nueva visión
epistemológica, rompiendo con la visión filosófica tradicional. Él plantea que
Occidente ha olvidado uno de sus elementos fundacionales, que sería la pregunta
originaria de la filosofía: ¿Qué es el ser?
Según la visión de Aristóteles lo real está en los
entes, pero estos a su vez están formados por una serie de elementos; la
totalidad de estos elementos respondería a la pregunta de que es el ser. Por lo
tanto lo real no es una sola cosa, sino que tiene varias formas y, al estar
fragmentado, puede unirse a partir de categorías. Entonces al aceptar la
respuesta de Aristóteles, Occidente asumió que el ser estaba fragmentado, y como
resultado de esto nacen las diferentes ciencias para estudiar cada una de sus
partes.
Heidegger no está de acuerdo con la visión de Aristóteles,
y plantea que lo que atañe al ser es lo ontológico, y no lo óntico como se ha
asumido hasta ahora. Para él no debe tomarse al ser como un objeto del
entendimiento, sino que a partir de la misma pregunta el ser ya se está
revelando. Por lo tanto, para Heidegger es fundamental el replantear la
pregunta originaria de ¿Qué es el ser?, y cambiarla por la pregunta ¿Cuál es el
sentido del ser?
Esta pregunta por el ser le atañe y le preocupa a un
ente en particular, y a éste lo llamará Da-Sein. Para Heidegger el Da-Sein es
aquel ente que se preocupa por su ser, y al estar mostrando una forma de
preocupación significa que el Da-Sein se está anticipando, por lo tanto la
comprensión se posibilita desde el tiempo; pero además este ente nos muestra que
se encuentra en una condición especial, en la que se encuentra arrojado, yecto
, con una apertura.
Según Heidegger, en la misma pregunta sobre el ser
que se hace el Da-Sein, el ser se está dejando ver, se está manifestando. De
esta manera, Heidegger determina cuales son los elementos o modos que aparecen ante
la pregunta por el ser. Estos son la existencia, la disposición afectiva y la
comprensión.
El Da-Sein “no es”, sino que “va siendo”, ya que si
el Da-Sein es, quiere decir que esta determinado, y Heidegger no acepta esto.
Por lo tanto el Da-Sein es el único ente que existe, los otros entes están,
pero no existen.
La disposición afectiva está referida a los estados
de ánimo, y el Da-Sein se encontraría anímicamente templado, es decir, no sería
neutral en su estado de ánimo, no se encuentra desafectado.
Comprender, por su parte, es saber “habérselas” con
los entes. Esto quiere decir que el Da-Sein sabe tratar con los entes, sabe
darles un uso. Comprender no es cognitivo, sino que es pragmático, si fuera
cognitivo significaría que se está tratando al ser cono ente, es decir, desde
lo óntico, y no lo ontológico, que es el error que se ha cometido hasta ahora.
Esta comprensión se da con el puro trato, y cuando el Da-Sein comprende un ente
a la vez se comprende a sí mismo, ya que se reconoce como un ser que es capaz
de algo.
La comprensión va siempre ligada a la
interpretación, y esto se conocerá como el círculo hermenéutico. Para Heidegger
la interpretación es necesaria, ya que a partir de ésta se expone y se
explicita lo comprendido, lo que permitirá que el Da-Sein se apropie de lo
comprendido. La interpretación permite la comprensión a su vez, por eso para
Heidegger el círculo hermenéutico tendrá la característica de un círculo
virtuoso. Sin embargo, la interpretación no se debe establecer como un
contenido de conciencia, ya que la interpretación de Heidegger, así como su
comprensión, sigue estando en un ámbito ontológico.
En conclusión, la visión hermenéutica de Heidegger
supera la dimensión intelectiva de ésta a partir de la superación que hace de
la representación del sujeto y objeto, que aún era asumida por Dilthey (aunque
ya con un sujeto no neutral, no desafectado), pero que pretendía utilizar la comprensión
para tratar con las ciencias humanas, siempre desde un ámbito metodológico o
cognitivo.
Heidegger supera esto con el Da-Sein, que comprende su ser, pero no
a partir de un ámbito cognitivo, sino que a partir de su ontología, a partir de
un saber pragmático, que se da a partir del trato con los entes, es decir, al
saber “habérselas” con los entes.
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