Kuhn define un paradigma como una visión de mundo,
que cuenta con un grupo de supuestos compartidos por una comunidad científica;
un paradigma tiene una matriz disciplinaria, la cual dicta las teorías y reglas
que deben ser usadas durante el proceso de investigación científica.
De esta manera aparece la tesis de la
inconmensurabilidad en Kuhn, que plantea que no existe comunicación entre
diferentes paradigmas, ya que éstos no son comparables, traducibles ni
evaluables entre sí.
Esto trae como consecuencia el admitir que un paradigma
científico no es mejor que otro, y por lo tanto, la ciencia carecería de una
racionalidad interna, es decir, que no es objetiva: ya que el conocimiento
científico requiere necesariamente de un acuerdo de la comunidad científica (lo
que Kuhn llama los compromisos previos: ontológicos, pragmáticos y
epistemológicos), se forma una racionalidad “creada” o “acordada” previamente.
Feyerabend radicalizará la postura de Kuhn, ya que
tomará la tesis de la inconmensurabilidad y la entenderá como una
“equivalencia”. Esta equivalencia entre distintas teorías y paradigmas dará
lugar a un “pluralismo epistemológico”, lo que significa que para él todas las
formas de conocimiento son válidas: “Todo vale”.
Es así como Feyerabend nos propone realizar un “anarquismo
metodológico”, a partir de un actuar “contrainductivo”. Actuar
contrainductivamente significa ir en contra de una lógica utilizada hasta un
momento determinado, es decir, debemos romper las reglas que se utilizan de
forma habitual, para de esta manera obtener nuevo conocimiento y, por lo tanto,
avanzar o “progresar”.
Para Feyerabend la ciencia es solo otro paradigma
entre tantos otros que existen (como la religión, el misticismo, la magia,
etc), y por lo tanto la ciencia no es mejor que los otros existentes. El
asegura que si la ciencia ocupa en la actualidad un lugar de privilegio entre
los otros paradigmas, es únicamente por una cuestión de poder, es decir,
gracias a grupos que se ven beneficiados porque la ciencia mantenga su estatus.
Para él, mientras más teorías o paradigmas existan, más se acercará la
humanidad a la verdad” o “realidad”.
A pesar de lo anterior, es importante aclarar que
Feyerabend no niega el conocimiento de la ciencia, sino que busca el
reconocimiento de teorías alternativas (igualmente válidas). De este modo,
llega a concluir que es necesario que la ciencia se separe del Estado, así como
en su momento se separó el Estado de la religión.
Para concluir, puedo decir que la principal
diferencia entre la inconmensurabilidad de Kuhn y la de Feyerabend, es que el
primero la aplica siempre desde el ámbito de la ciencia, es decir, para Kuhn,
si bien todos los paradigmas científicos son validos, y no hay uno mejor que
otro, siempre la inconmensurabilidad se da dentro de la ciencia, ya que él
apoya su tesis de la inconmensurabilidad solo entre paradigmas científicos; en
cambio Feyerabend adopta la inconmensurabilidad de Kuhn, pero la adapta como
una equivalencia, en que se desprende de la ciencia, y no serán solamente los
diferentes paradigmas científicos los que serán inconmensurables entre sí, sino
que ahora él le quita su estatus predominante a la ciencia, y la deja al mismo
nivel de importancia que otros paradigmas o teorías, que no tienen ninguna
relación con la ciencia, como ejemplificábamos anteriormente con la religión o
el misticismo.
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